El hijo de...

Andrés Manuel López Beltrán, hijo de AMLO, pidió que dejen de referirse a él como Andy porque, según él, minimiza o borra el legado de su padre. "Yo me llamo Andrés Manuel López Beltrán y mi más grande orgullo es llamarme como el mejor Presidente que ha tenido este país", dijo.

No se da cuenta de la enorme oportunidad que el epíteto "Andy" le brinda para ser y destacar por él mismo.

Si toda su familia, amigos y personas que lo conocen, si toda la vida le hubieran llamado Andrés Manuel, otra cosa sería, pero no es así. Andrés Manuel López Beltrán es conocido como Andy, de la misma manera que Andrés Manuel López Obrador es conocido como AMLO.

La tradición de nombrar a un hijo con el mismo nombre que su padre (o hija con el mismo nombre de la madre), por lo general al primogénito, es una práctica común que si bien tiene como objeto la continuidad familiar, y el transmitir un vínculo emocional y simbólico entre generaciones, esa decisión en unos casos se convierte en un legado valioso, en otros es un estigma difícil de superar, como sucede con los hijos de delincuentes o criminales famosos y, en casos, como el de los hijos de artistas, empresarios o políticos famosos, el legado va acompañado de una enorme carga competitiva que impide sobresalir o ser reconocidos por sí mismos, generando presión, ansiedad y, en algunos casos, conflictos emocionales debido a la comparación constante con los logros de los padres, la expectativa de igualarlos o superarlos, y la dificultad para crear una identidad propia.

En el caso de Andrés Manuel López Beltrán solo hay dos cosas que hasta hoy lo identifican como un individuo distinto a su padre: el alias Andy y el apellido de su madre: Beltrán.

Por ser hijo de quien es y llevar el nombre que lleva, si no es capaz de hacer algo notable y positivo por sí mismo, si no es capaz de tener voz propia, para la opinión pública, llámese como se llame, apódese como se apode, siempre será el hijo de... AMLO.

Seguir llamándose Andy es la única manera que tiene para diferenciarse y poder destacar por sí mismo.

Ahora bien, si prefiere no ser él, si lo que quiere es ser solo la sombra de su padre y que los mexicanos nos refiramos a él como Andrés Manuel y no como Andy, pues "Andy Lepuéz". Así le llamaremos. Solo sepa que para saber de quién estamos hablando, en la práctica, su nombre será ya sea, Andrés Manuel (el hijo de...) López Obrador, AMLO B (por la "B" de su apellido materno o por ser la versión o el plan B de AMLO).

¿No es mejor Andy? Lo digo porque cuando de nombres y apodos se trata, hay que tener mucho cuidado con la creatividad y extraordinaria capacidad de los mexicanos para endilgar apodos mordaces, incisivos e imposibles de olvidar. No creo que convenga a su imagen correr el riesgo de que le llamen Andrés Manuel, el hijo de.... su madre, o de lo que sea.

Es obvio que el intento para borrar el alias Andy y sustituirlo por Andrés Manuel es solo una estrategia de marketing político para colgarse de la fama de su padre, lo cual, en mi opinión, hace al hijo todavía mas pequeño, secundario e irrelevante.

Creo que aspirar a ganar votos y simpatías solo por ser el "hijo de..." lo disminuye más que el diminutivo de Andrés.

Andy es la oportunidad que Andrés Manuel López Beltrán tiene para ser él y no el hijo de..., para construir una imagen propia, para no desaparecer como persona y para intentar hacer algo por mérito propio, además de que se quitaría de encima la expectativa de seguir los pasos de su padre, y las inevitables comparaciones que implican un mayor escrutinio público y hacen todavía mas notable la falta de carisma.

Al margen de afinidades políticas y estrategias de comunicación, como persona, sinceramente le recomendaría que se siga llamando Andy, que mantenga su individualidad y comience (nunca es tarde) a construir un legado propio y a ganarse el respeto, reconocimiento y consideraciones, primero de su familia y luego, si acaso aspira a ocupar un cargo público, de los mexicanos que pretenda a gobernar. De otra manera, nunca dejará de ser el hijo de... su padre.

"Los hijos deben ser ediciones
corregidas y aumentadas de uno
mismo. Nuestra fe de erratas".

Yo