Ley Dignidad

El problema migratorio en Estados Unidos lleva décadas sin una solución de fondo.
Los efectos negativos de las distintas políticas que se han implementado en el tiempo han sido objeto de múltiples críticas. Deportaciones masivas y la falta de vías legales y seguras para la migración no solo han resultado en la separación de familias y la pérdida de mano de obra, sino que han fomentado la discriminación, la xenofobia, la migración irregular y la explotación de migrantes.
Hace unos días, la congresista María Salazar (Partido Republicano) anunció una propuesta de ley bipartidista llamada Ley Dignidad (Dignity Act 2025) para de alguna manera darle salida a este complejo y multifacético problema, la cual me pareció positiva y sensata y que sería del interés de los mexicanos conocer.
Aquí un extracto del potente discurso que la congresista dio y en el que explica de manera resumida lo que esta ley haría en caso de aprobarse:
"Se necesita mucho valor para dar un paso al frente y decir que uno quiere ser parte de la solución, especialmente en el tema de migración, uno de los temas más difíciles del país (...). Por eso estamos hoy aquí para presentar la Ley Dignidad (Dignity Act 2025). La Ley Dignidad no es amnistía, ni otorga un camino a la ciudadanía a nadie. La Ley Dignidad es una solución de sentido común a un problema de 40 años (...). Dentro de este país tenemos millones de personas que por años han trabajado en la construcción, en los hoteles, en los restaurantes, en los campos..., gente sin papeles, pero sin un récord criminal. Serán indocumentados, pero no son delincuentes. Son seres humanos invisibles para muchos estadounidenses que no los conocen, pero que sin ellos no tendríamos comida al final de la semana. Sí, rompieron la ley, pero quedaron acá porque empleadores que los necesitaban les dieron trabajo, porque necesitaron esas manos y las siguen necesitando. Es un círculo vicioso que hay que romper. La propia Secretaria de Homeland Security lo dijo: 'El Congreso tiene que escribir alguna ley para solucionar este problema'. Pues, señora Secretaria, la ley está aquí, se llama Ley Dignidad, y así funciona: cualquier indocumentado que haya estado en los Estados Unidos por más de 5 años, que no tenga antecedentes penales, que trabaje y pague sus impuestos, puede salir de la sombra y solicitar el estatus 'dignidad'. Esto significa que va a pagar una multa (7 mil dólares en siete años), que va a comprar su propio seguro médico, sin acceso a ningún programa federal, y va a contribuir con el 1% de su salario a la tesorería del país. A cambio, no será deportado. Puede ir a su país a pasar la Navidad, o para enterrar a su madre, y después regresar a Estados Unidos para seguir trabajando. Esta ley promete una vida digna en la tierra prometida (...). Me dirijo al Presidente de Estados Unidos, Donald Trump: señor Presidente (...), usted puede ser para la inmigración lo que Lincoln fue para la esclavitud y Reagan para el comunismo. Usted es un hombre de negocios que entiende que nuestra economía necesita una fuerza laboral confiable en áreas en las que otros estadounidenses no quieren participar (...), yo creo que usted ha sido llamado para solucionar este problema con una sola firma: la suya (...). El ojo de la historia está sobre nosotros. Si nos equivocamos (... en la forma de tratar a los inmigrantes que no son criminales) las generaciones futuras pagarán el precio de la vergüenza, pero si lo hacemos bien, los Estados Unidos seguirán liderando en libertad y usted habrá sido el Comandante en Jefe en este momento. La decisión está en sus manos, señor Presidente. Que Dios lo guíe".
Esta propuesta de ley es una solución integral, viable y digna al problema migratorio, que al tiempo que sanciona por haber infringido la ley, brinda oportunidades legales para quienes ya viven y trabajan en aquel país.
Sin embargo, y aunque cuenta con el apoyo de 20 congresistas de ambos partidos y el respaldo de empresarios, agricultores, líderes religiosos y organizaciones comunitarias, aún requiere de ese "consenso político" que siempre, no sé por qué, en todas partes, por ideologías, xenofobia, intereses particulares o motivos que nunca son del todo sabidos ni entendidos, frena iniciativas que, si bien no son perfectas ni resuelven al 100 por ciento todos los problemas, son mejor que nada.
"Lo mejor es enemigo de lo bueno".
Anónimo