Pena ajena
“Me vale madre (…) por mí se pueden meter sus firmas por el tra… o por donde más les quepa, mijitos, yo estoy respaldada por mi partido, mejor pónganse a trabajar y no estén de envidiosos” es lo que dijo la diputada plurinominal Carmen Salinas en respuesta a las ya casi 190 mil firmas que se han obtenido a través de Change.org, solicitando su destitución como legisladora. Cuando le preguntaron acerca de su “agenda legislativa” la diputada federal pidió no hacerla "de pedo" por no tener propuestas, y al reclamarle el que se hubiera dormido en una sesión de la cámara de diputados con toda la desfachatez del mundo dijo: “me requeteduermo, …es más estoy pensando en llevarme una hamaca, porque a mí me vale madre”.
A esta diputada los mexicanos le pagamos entre sueldo y “apoyos legislativos” 148,558 pesos mensuales.
Por otro lado, tenemos como presidente municipal de Cuernavaca al exfutbolista Cuauhtémoc Blanco, quien luego de haber ganado la elección y en una burda demostración de su nula cultura democrática, política y personal, el mensaje a sus contrincantes no fue como corresponde, un llamado a la unidad, a la colaboración y trabajo conjunto, sino: “ahora sí, ya me los chingué”. Cabe señalar que el exfutbolista ganó las elecciones con solo el 28.46% de los votos, por lo que su florida declaración de triunfo es bastante cuestionable.
Ante su evidente falta de conocimientos para el puesto de Presidente Municipal se le preguntó si tomaría las capacitaciones que imparte el Instituto de Desarrollo Municipal de Morelos para autoridades electas, las cuales buscan enseñar a los alcaldes sobre la administración pública, respondiendo que “mandó (a los cursos) gente de su confianza que estará trabajando para él”.
No acudió siquiera a recoger su constancia de mayoría como edil electo, ni a las reuniones del proceso de entrega-recepción en Cuernavaca.
Mas claro ni el agua. Estos personajes ni saben, ni le interesa gobernar. Son solo títeres de políticos corruptos que compran popularidades ajenas para acceder a puestos de poder que por ellos mismos jamás obtendrían.
Por esto, y muchísimos casos similares mas, me parece urgente la aprobación de una ley que amplíe los requisitos mínimos para ocupar un cargo público, porque no es lo mismo meter goles en un estadio que meterle goles a un municipio, y los albures y ocurrencias dicharacheras de una actriz cómica en voz de una diputada federal pierden toda su comicidad, ligereza y picardía. Se vuelven graves, patéticas, vergonzosas, y en lugar de que den ganas de reír, dan ganas de llorar, y dan pena ajena, esa rara sensación que ocurre cuando alguien hace el ridículo o pone en peligro su dignidad.
Hace un año exactamente, escribí un artículo en este mismo espacio (El entrevistador) en el que decía que para impedir que inexpertos, delincuentes, o títeres lleguen a gobernarnos, es indispensable modificar y aumentar los requisitos para poder aspirar a un puesto de elección popular, porque hasta ahora son básicamente dos: ser mexicano en ejercicio de sus derechos y tener cierta edad mínima. El resto, mas que requisitos son impedimentos, como: ser ministro de culto, funcionario público o militar en activo, etcétera, y que en la práctica no garantizan que los candidatos tengan los conocimientos, experiencia y escrúpulos necesarios para las responsabilidades que asumen y las decisiones que deben tomar.
Sé bien que por mas requisitos que se pongan a las candidaturas, nunca será posible evitar del todo que intereses obscuros manipulen y corrompan el poder público, pero en el peor de los casos elevaríamos el nivel cultural y educativo de la clase política, nos libraríamos de las incapacidades y falta de experiencia manifiestas, y aumentaríamos la probabilidades de éxito de cada administración.
Y si al final, como dice Cuauhtémoc Blanco, de cualquier manera nos van a “chingar”, al menos que sean profesionales y se hayan quemado las pestañas para conocer y dominar el arte del engaño y la decepción.
“Estos son mis principios; si no les gustan, tengo otros” Groucho Marx.